Samsung ha anunciado hace unas horas que su nuevo phablet estrella, el Galaxy Note 7, acaba de superar todas las expectativas de ventas desde que se abrió el período de reserva el pasado 16 de agosto. En solo una semana, la compañía se ha visto obligada a aumentar la producción del dispositivo, que llegará a Europa de forma escalonada. Los países del viejo continente anunciarán su llegada entre el 2, 9 ó 16 de septiembre. En España, el lanzamiento será el 9 de septiembre y no el día 2, tal y como se pensaba hasta la fecha. En cualquier caso, en la web de pre-compra del Note 7 sigue apareciendo que el dispositivo será enviado el 30 de agosto, por lo podría suceder que aquellos que lo compraran por adelantado acabaran disfrutándolo unos días antes de su salida oficial.
Samsung confesó recientemente que está teniendo problemas con el número de pre-reservas del Samsung Galaxy Note 7. Esto no es un hecho casual, la compañía lleva dos años desarrollando teléfonos de alta gama con un diseño espectacular y muy buen hardware, algo que no pasa desapercibido por los usuarios, que cada vez más ven a la surcoreana como la mejor opción para comprar. A Samsung ya le ocurrió lo mismo con el Galaxy S6 Edge, aunque en aquella ocasión fue debido a problemas con la pantalla curvada. Esta vez parece que no tiene nada que ver, aunque las causas de los problemas de suministro que está volviendo a sufrir aún no están del todo claras.
Los analistas calculan que Samsung podría llegar a vender 15 millones de Galaxy Note 7 este año, lo que superaría con creces a los 9 millones de ventas que tuvo el Note 5. También es cierto que el año pasado el dispositivo no llegó a Europa, un continente donde el phablet goza de bastante aceptación. Como decimos, el nuevo gama alta de la firma asiática tiene previsto su llegada a nuestro país el 9 de septiembre. Si eres uno de los afortunados que van a poder comprarlo, recuerda que te vas a encontrar con un terminal con características muy competitivas. El Galaxy Note 7 cuenta con una pantalla SuperAMOLED de 5,7 pulgadas con una resolución QHD (2.560 x 1.440 píxeles). En su interior encontramos un procesador de ocho núcleos (cuatro de ellos a una velocidad de hasta 2,3 GHz y los cuatro restantes a 1,6 GHz), acompañado por una memoria RAM de 4 GB. En lo que respecta a la memoria interna, el dispositivo cuenta con 64 GB, ampliables mediante tarjetas de tipo microSD de 256 GB.
En lo que respecta al apartado fotográfico, la compañía ha vuelto a incorporar el mismo conjunto de cámaras presentes en los Galaxy S7 y S7 Edge. Hablamos de un sensor dual de 12 megapíxeles con apertura de f/1.7. El nuevo teléfono también cuenta este año con certificación IP68, lo que le confiere la capacidad de estar sumergido más de media hora en hasta un metro de agua, puerto USB de tipo C y una batería mayor de 3.500 miliamperios (el año pasado era de 3.000 mAh).