Todavía faltan bastantes meses para que el iPhone 8 haga su aparición triunfal en el mercado. De hecho, lo más probable es que el momento no llegue hasta el próximo mes de septiembre. Pero hasta entonces, se irán filtrando infinidad de rumores. Hoy tenemos nuevas informaciones sobre la mesa, que en este caso nos hablan de la cámara fotográfica del dispositivo. Según el analista Ming-Chi Kuo, un habitual en este tipo de filtraciones, la de Cupertino estaría trabajando en un sistema dual, por lo menos para uno de los tres iPhone que tendría en la mesa del laboratorio. Lo más interesante de todo esto (los sistemas de doble cámara ya están en muchos dispositivos y no nos sorprenden en absoluto), es que los dos módulos de la cámara principal contarán con estabilización de imagen óptica. A esta característica, que sin duda será fundamental para la consecución de unas buenas fotografías, hay que añadir un rediseño del teleobjetivo usando las capacidades de emulación del zoom óptico de la cámara secundaria. Esto mejoraría considerablemente la calidad de las imágenes.
Para poder dar este soporte de estabilización de imagen en estas lentes, Apple tendría que aumentar el círculo de imagen de la lente. Esta novedad repercutiría directamente en el proceso de fabricación, porque el sistema requeriría una calibración y un ensamblaje mucho más complejos. También tendría que rediseñarse el teleobjetivo, porque de lo contrario, la calidad de las imágenes podría degradarse en las esquinas.
Pero este no es el único rumor que Ming-Chi Kuo ha filtrado a los medios. El informador, que suele ofrecer datos concretos y de futuro, explicó la pasada semana que el iPhone 8 podría presentarse en tres versiones distintas. No hay que perder de vista que 2017 será el año del décimo aniversario del iPhone y que, según todos los pronósticos, Apple podría estar preparando un dispositivo especial. Algunos apuntan a que además de los iPhone 8 y iPhone 8 Plus preceptivos, también se lanzará una versión estrella completamente renovada en cuanto a diseño. Se habla sobre la posibilidad de que el teléfono disfrute de una pantalla de 5,8 pulgadas que sería curvada y se extendería hacia los bordes, contando con una superficie útil de 5,2 pulgadas. El diseño del teléfono cambiaría radicalmente, porque abandonaría los materiales metálicos para pasarse al vidrio. Así, la superficie del equipo quedaría recubierta – tanto por delante como por detrás – con cristal, dando una sensación del todo futurista.
Además, parece que la compañía de Cupertino se habría preocupado y ocupado de buscar una solución alternativa, por si el futuro presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, se atreviera a cumplir con la promesa de gravar la entrada de productos fabricados fuera del país con un impuesto del 35 %, cantidad que tendría que sumarse al precio de fabricación del equipo y que repercutiría muy negativamente en el negocio de Apple. Por lo visto, Foxconn, uno de los principales fabricantes chinos con los que trabaja la firma, se habría comprometido a elaborar un plan para mover la fabricación a Estados Unidos, aunque ya sabe sabe que componer un iPhone en Estados Unidos resultaría ya de por sí el doble de caro que hacerlo ahora mismo en China.