A nadie le sorprenderá a estas alturas la noticia, pero es bueno saberlo de manera confirmada. De entre todas las propuestas innovadoras en telefonía de 2016, podemos destacar algunas exitosas, como la introducción de la cámara doble por Huawei, algunas neutras como la eliminación del puerto de audio por parte de Apple, pero sólo ha habido una que se haya considerado mayoritariamente como un fracaso, y esa es el formato modular que LG presentó en su por lo demás excelente LG G5. El público ha votado, y su decisión es inapelable: no quieren baterías extraíbles, prefieren dispositivos de una pieza, y si ello hace que sean resistentes al agua, mejor que mejor.
Fin de una aventura
LG buscaba marcar la diferencia con sus competidores al ofrecer un enfoque nuevo y atractivo, y solo consiguió marcar la diferencia por unos resultados económicos bastante discutibles, con una caída de ingresos del 20% en relación con el año anterior. En octubre de 2016 llegaba el lanzamiento del LG V20, la siguiente apuesta grande del año sin que se encontrara ningún rastro de módulos en su diseño. Ello fue una primera señal de que algo no funcionaba, y ahora LG lo confirma abiertamente: pronto habrá un LG G6 (¿MWC, tal vez?), no será modular y su precio rondará entre los 500 y 600 euros.
El jefe de tecnología de LG, Skott Ahn, dijo claramente que había que aceptar los gustos del cliente, asumir las perdidas y seguir hacia adelante. La marca coreana no se encuentra ni mucho menos en crisis, pues tienen su estructura de negocio bastante diversificada (acaban de presentar su nueva generación de robots domésticos y de trabajo), pero está claro que buscan recuperar una posición de privilegio que sí alcanzaron con sus LG G2 y G3 hace un par de años. Este objetivo pasa por plegarse a las exigencias del público y jugar con las mismas normas que el resto, buscando la diferenciación en la tecnología punta más que en los experimentos «deconstructivistas»
Lo que sí hay que mantener del LG G5
Sería un error dar capertazo con el LG G5 y olvidarlo por completo, pues es un smartphone con mucho potencial cuyo principal fallo fue de forma, no de fondo, por decirlo así. Por ello, hay algunas características del LG G5 que la marca no debe dejar de mantener, si no mejorar, en su próximo LG G6. Por ejemplo, la inclusión de una cámara doble de 16 y 8 megapíxeles respectivamente, la pantalla con resolución Quad HD (1440 x 2560 píxeles) y modo Always-On, el puerto USB tipo C y por supuesto esos 4 GB de memoria RAM. En realidad, LG no tendrá que complicarse mucho para hacer del G6 un teléfono más atractivo que el G5, pero sí tendrá que estrujarse el cerebro para mejorar sus características técnicas. Repetir prestaciones tampoco sería suficiente, así que si se decantan por la vía de la superación, es muy probable que nos encontremos con que el LG G6 sea uno de los grandes teléfonos del año, listo para competir con otros modelos tan esperados como el Galaxy S8 de Samsung.