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Escuchar a otra persona mientras habla por el móvil no es plato de gusto para nadie. La situación es especialmente irritante si esa persona, en lugar de conversar normalmente, se pone a dar gritos por el teléfono. Unos lo consideran una falta de educación; otros, una groserí­a, sobre todo si se trata de un acompañante. El caso es que, aunque el tono de voz sea normal y no se trate de una discusión, la situación siempre molesta.

Un grupo de investigadores de la Universidad de Cornell, en Nueva York, han dado con la clave. Ya estemos en la oficina, en el autobús, en un coche o en la cafeterí­a, ser testigos mudos de una conversación por el móvil crea frustración. Por más que intentemos no poner la oreja, no podemos evitar escuchar. El motivo, según estos investigadores, es que tenemos menos control a la hora de cambiar nuestro foco de atención cuando estamos presenciando la mitad de una conversación (medio-conversación) que cuando es un diálogo.

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Esa «medio-conversación» distrae mucho más y resulta mucho más complicado librarse de ella, señalan estos investigadores de la Universidad de Cornell; eso explica la razón de que la gente se vuelva tan irritable en esas situaciones. Cuando escuchamos un diálogo completo entre dos personas, tendemos a anticipar lo que el otro interlocutor va a responder. Sin embargo, ante una medio-conversación, cuando sólo oí­mos a una de las dos partes, nuestro cerebro debe emplearse a fondo para intentar adivinar qué viene a continuación. Esa incertidumbre captura nuestra atención.

El estudio acaba de publicarse en la revista cientí­fica Psychological Science, y ha sido realizado por un equipo de psicólogos, encabezado por Lauren Emberson y Michael Goldstein. Los investigadores contaron con la participación de 41 voluntarios que debí­an desarrollar diversas tareas que requerí­an concentración. Mientras los sujetos trabajaban, unos eran tratados con audios pregrabados de diálogos de conversaciones, y otros con medio-conversaciones. Los resultados mostraron que el grupo que estuvo expuesto a sólo la mitad de la conversación realizó mucho peor las tareas encargadas que el otro grupo.

Ví­a: Reuters

FotosEd Yourdon

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