Dícese que los fabricantes de móviles diseñan sus teléfonos inteligentes con el propósito de que, pasado un determinado tiempo, el usuario no tenga más remedio que renovar su dispositivo. Dícese que los componentes de los móviles de hoy en día están programados para reducir su rendimiento una vez se sobrepasa un número determinado de ciclos de uso. Hablamos, en resumen, de la obsolescencia programada, un concepto que lleva muchos años persiguiendo a los fabricantes de móviles. Pero, a día de hoy, ¿existe la obsolescencia programada en el mercado de los teléfonos inteligentes? Creemos que no, y nos hemos propuesto evidenciarlo en este artículo.
Pero, para conocer la historia de la obsolescencia programada en los móviles modernos, tenemos que remontarnos nada menos que al año 2013. Hablamos del año en el que la industria de los teléfonos inteligentes vive su explosiva expansión, un año en el que salieron al mercado móviles como el iPhone 5S, el iPhone 5C, el Samsung Galaxy S4 o el HTC One (M7). Precisamente, fue en este año cuando el prestigioso The New York Times publicó, en su versión en papel, un artículo encabezado con el título de «Desmontando la trampa de Apple«. El artículo corrió como la pólvora en la red, y todas las alarmas saltaron. ¿Estaba Apple, así como el resto de pesos-pesados del sector de los teléfonos inteligentes, engañando a los usuarios mediante una «trampa»?
En este artículo, publicado en el suplemento dominical, se mencionaba una experiencia personal en la que, con el lanzamiento de los nuevos iPhone 5S y iPhone 5C, el redactor había apreciado que su iPhone 4 (un modelo que, para entonces, llevaba tres años en el mercado) comenzaba a funcionar de una forma inusual: el rendimiento no era el mismo, la batería se consumía mucho más rápido… unas pistas que solamente podían ser obra del mismísimo demonio o, en otro caso, de la obsolescencia programada de Apple. Pero, para estar de acuerdo con esta teoría, como mínimo deberíamos obviar que el iPhone 4 de este redactor se presentó en su día con la versión de iOS 4 del sistema operativo iOS de Apple, y terminó su vida útil en la versión de iOS 7.1.1. Respecto a la batería, tendríamos que cerrar los ojos ante la realidad que todas las baterías tienen una vida útil que se basa en un determinado número de cargas.
En cualquier caso, para entonces el daño ya estaba hecho. Todavía a día de hoy, en pleno año 2015, medios de gran tirada como The Guardian siguen albergando -bajo su marca, aunque no bajo su firma- artículos con titulares como el de «[Los consumidores] somos los mayores afectados de una industria de gadgets basada en la obsolescencia programada». Así que, para abrir un debate libre y documentado al respecto, a continuación vamos a enumerar cinco motivos por los que pensamos que la obsolescencia programada en los móviles es un mito.
1. Renovar o no el móvil, he ahí la cuestión
La obsolescencia programada parte de una base que, desde nuestro punto de vista, es completamente equivocada. Ni todos los usuarios renuevan su móvil solamente cuando su teléfono inteligente se estropea, ni todos los que compran un teléfono inteligente lo hacen porque su anterior móvil se haya roto. Y menos todavía se da el caso de que un usuario que haya sufrido una avería en un teléfono inteligente de una compañía en concreto decida renovar su móvil comprando un terminal de ese mismo fabricante. Entonces, ¿a quién beneficiaría esta supuesta obsolescencia programada?
Evidentemente, a nadie. Si todas las compañías fabricaran sus móviles específicamente con la idea de que funcionaran peor pasados dos o tres años -introduciendo componentes programados para auto-destruirse-, bastaría con que entrara en el sector una compañía que fabricara móviles sin obsolescencia programada para que, poco a poco, los usuarios se fueran pasando a sus móviles al quedar demostrada su fiabilidad.
Dejando las teorías conspiratorias a un lado, los fabricantes de móviles saben muy bien que su permanencia en el mercado depende mucho de la fiabilidad de sus productos. Y eso se consigue de dos formas: ofreciendo móviles con componentes de calidad, y garantizando un servicio post-venta con un alto nivel de satisfacción. Desde luego, lanzar móviles pre-programados para estropearse no es una buena idea para cumplir con ambos puntos.
2. ¿Lastrar a todo el mercado?
Otra de las quejas de la obsolescencia programada en los teléfonos inteligentes apunta directamente a las actualizaciones del sistema operativo. Es cierto que las actualizaciones de los sistemas operativos (Android e iOS son los mejores ejemplos) cada vez ocupan más espacio en la memoria interna, y además afectan seriamente al rendimiento de móviles que se diseñaron para funcionar con versiones anteriores. Incluso, se da el caso de que muchos móviles -pasados varios años de su lanzamiento- ya no son aptos para recibir más actualizaciones por parte del fabricante, y quedan abandonados a su suerte para el resto de su vida útil.
Pero, ¿pasa entonces la solución por lastrar a todo el mercado, frenando el desarrollo de actualizaciones de sistemas operativos solamente para permitir que los usuarios con móviles de cuatro, cinco o seis años puedan seguir dando un uso cotidiano a sus terminales? Bien es cierto que algunos fabricantes deberían revisar su política de actualizaciones, pero pedir que se baje el ritmo de las actualizaciones del sistema operativo de los móviles es solamente condenarnos a nosotros mismos a que nuestros dispositivos tengan todavía menos vida útil.
Y el mejor ejemplo lo encontramos en la última actualización de Android 5.0 Lollipop. De no ser por el interés de los fabricantes por prolongar la vida útil de sus móviles, teléfonos inteligentes como -por ejemplo- el Samsung Galaxy Note 3 o el Samsung Galaxy S4 (ambos del año 2013) quedarían completamente desactualizados dentro del ecosistema del sistema operativo Android. Y ojo, porque también podemos decir lo mismo de Apple, que con su última actualización de iOS 9 sigue dando cobertura a móviles como el iPhone 4S (¡un teléfono del año 2011!).
3. Las empresas están para ganar dinero
Parece que, en ocasiones, olvidamos que el objetivo final de una empresa que fabrica móviles es ganar más dinero año tras año. Por lo tanto, no debería sorprendernos que cada vez más teléfonos inteligentes no incorporen una batería extraíble (a fin de que pasemos por el servicio técnico si queremos sustituirla) o que cada vez menos móviles vengan con una ranura para tarjetas de memoria externa (además de facilitar el diseño, el hecho de retirar esta característica también facilita a los fabricantes vender sus servicios de almacenamiento en la nube, por no hablar de que también se trata de una buena estrategia de cara a que los usuarios compren las versiones de mayor capacidad de almacenamiento de cada móvil).
Si los usuarios aceptamos estos cambios, desde luego no serán los fabricantes los que den un paso atrás a la hora de aumentar sus beneficios.
4. El efecto placebo de la memoria
Este punto es irrefutable. Da igual a quien preguntemos; todo el mundo coincidirá en que los móviles «de antes» eran mejores. Tenían una batería que duraba días enteros, muy rara vez daban algún problema y podían pasar años al servicio del usuario, llevándose golpes y chapuzones en el agua de todo tipo. Y es cierto, pero… ¿qué funciones ofrecían los móviles de antaño? Llamadas, mensajes SMS, politonos de las canciones de moda… ¿nos dejamos algo? Es imposible comparar un teléfono inteligente moderno con -por ejemplo- un Nokia 1100. Hoy en día llevamos verdaderos ordenadores portátiles en la palma de la mano, y es tal el número de componentes ubicados dentro del móvil que resulta imposible que podamos pedir la misma fiabilidad que en un teléfono con una pantalla en blanco y negro, un teclado físico y un altavoz.
Por lo tanto, decir que los teléfonos inteligentes de hoy en día «duran menos» que los móviles antiguos es una afirmación que pasa por alto todos los avances tecnológicos que han tenido lugar en este sector durante los diez últimos años. No olvidemos que, en el año 2005, todavía no existía el sistema operativo Android tal y como lo conocemos hoy en día.
5. Al final, nosotros somos los culpables
Puestos a buscar culpables, los verdaderos responsables de que nuestros teléfonos inteligentes queden obsoletos son los desarrolladores de aplicaciones. Y, al mismo tiempo, también lo somos nosotros mismos. Todos estaremos de acuerdo en que queremos que las aplicaciones nos permitan realizar cada vez más tareas; ya no es suficiente con que WhatsApp nos permita enviar mensajes de texto sin coste extra, sino que también queremos realizar llamadas, enviar mensajes de voz, mantener conversaciones en grupos en los que participan decenas de personas al mismo tiempo y, puestos a pedir, realizar videollamadas con varias personas a la vez. ¿Y de verdad pensamos que hacer todo esto con fluidez sería posible en un HTC Dream?
Los desarrolladores están encantados de incorporar nuevas funciones en sus aplicaciones con tal de solucionar problemas cotidianos de los usuarios pero, evidentemente, eso tiene un coste. Las actualizaciones de las aplicaciones se desarrollan pensando, principalmente, en los móviles de más alta gama de cada momento -así como en los móviles más populares-, y resulta inevitable que tarde o temprano terminen por no ser compatibles con los móviles más antiguos. Eso, en una palabra, es el desarrollo. Nos guste o no, es el mundo tecnológico en el que nos ha tocado vivir.
Primera imagen publicada originalmente por pokercollectif, tercera imagen publicada originalmente por lasindias, quinta imagen publicada originalmente por lifehacer, sexta imagen publicada originalmente por memebase.cheezburger, séptima imagen publicada por mid-day.
Los smartphonrs si tienen obsolescencia programada, pero no en la forma de componentes de mala calidad a excepción del tipo de baterías que usan y me refiero al ión de litio que es bastante retrasado y muy poco durable.
También está en que muchos móviles de gama alta no tienen ranura de tarjeta de memoria, algo realmente necesario sobre todo porque la memoria del móvil muchas veces no alcanza y se llena, la única solución es eliminar archivos.
otra obsolescencia programa que e visto en los celulares son las aplicaciones en el caso de iphone es que no me permite instalar una aplicacion porque el sistema operativo no esta actualizado o el dispositivo no tiene giroscopio o cámara en el caso de table.
resulta que estas aplicaciones que no podía instalar por no tener giroscopio o cámara y no esta hecha para el sistema operativo que tengo, con un programa que me reservare el nombre ya que esta en japones podía instalar estos programas y funcionaban perfecto al 100%, esos que decían que no tenia giroscopio mentira si lo tenia lo que no te deja instalar la aplicación para que cambies el dispositivo.
esto no es conspiración,es una realidad ya que yo mismo experimente con los dispositivo y todo el mundo sabe esto, pero a nadie le importa.
sois todos iluminatis
Ladrones inconscientes se van a acabar el mundo, no piensan que ese mundo es de sus hijos y nietos.
El autor del articulo o es ingenuo o cómplice, mi smart, no carga la bateria, a pesar de que la he renovado dos veces. y en otros smart funcionan perfectamente.
Antonio