50 millones de descargas en total. Doce millones de descargas de pago (sólo en iPhone). 65 millones de minutos de juego al día (también en el caso de la plataforma iPhone, que inauguró la fiebre de los pájaros). Y 365 días de diversión. Estas son algunas de las cifras del que se ha convertido en el fenómeno de los móviles táciles por derecho propio: el sencillo aunque adictivo videojuego descargable Angry Birds.
El pasado 11 de diciembre se cumplía un año exactamente desde su estreno en la App Store, la primera plataforma en la que se dejó ver este simpático juego. Era un título que por menos de un euro ofrecía más de cien niveles de juego, y que ni siquiera sus creadores (el estudio finlandés Rovio) podría haber atribuido semejante aceptación popular. Con motivo del aniversario, los fans de Angry Birds se reunieron en algunas de las principales capitales del mundo (Moscú, Tokio, Madrid o Helsinki, además de Nueva York) para celebrar la efeméride y aplaudir haber llegado a la cifra de 50 millones de descargas.
Como muchas de los grandes fenómenos populares, Angry Birds tuvo en el boca a boca el mejor aliado para su expansión entre los usuarios. No fue hasta junio cuando logró llegar a la barrera de los cinco millones de descargas.
Y desde ese momento, se desató la locura. En octubre, 30 millones de usuarios ya conocían y disfrutaban Angry Birds. En ese momento, el juego ya estaba disponible en iOS, Android, Symbian y WebOS.
Al cierre de noviembre, 42 millones de descargas de Angry Birds certificaban una vez más que la fiebre de los pajarracos está aún en su curva ascendente, algo que con la cifra de 50 millones de adquisiciones anima a su desarrolladora a seguir lanzando actualizaciones temáticas del juego (que sólo por publicidad ingresa un millón de dólares mensuales, lo que suponen unos 750.000 euros, al cambio actual)
