Los pagos con el móvil no están creciendo tanto como se esperaba en Europa. La razón es la falta de acuerdo entre las entidades financieras y los operadores de telecomunicaciones. Eso es lo que opinan los analistas de la compañía Frost & Sullivan. Aunque ambas partes están interesadas en este lucrativo mercado, no consiguen crear un modelo de negocio satisfactorio.
El escollo principal es cómo repartir los beneficios. Tanto los operadores de telecomunicaciones como las entidades financieras prefieren recibir un porcentaje por cada transacción en lugar de una cantidad fija. El problema es que el margen de negocio es muy reducido, porque este método de pago se emplea en tiendas, aparcamientos, autopistas o máquinas expendedoras, entre otros, a menudo para realizar pequeñas compras.
Con un margen tan ajustado, para que los pagos con el móvil sean rentables es necesario lograr un alto volumen de transacciones. Y eso significa atraer a una amplia base de clientes. Sin embargo, convencer al público de que use el móvil para efectuar pagos no es fácil, requiere desarrollar aplicaciones cómodas que el usuario además perciba como seguras.
Frost & Sullivan ha realizado un estudio sobre el mercado europeo de pagos con el móvil que cubre las distintas modalidades, incluyendo los mensajes cortos (SMS) premium y la tecnología sin contacto NFC (Near Field Communications). Sus analistas destacan que sólo es cuestión de tiempo que los europeos comiencen a utilizar el móvil como un monedero. Si el volumen de las transacciones de pago con el móvil efectuadas en Europa fue de 290 millones de euros durante 2010, para finales del año 2017 alcanzará los 22.700 millones de euros.
