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Lo dicen las estadí­sticas, uno de los accidentes más comunes en verano es que el teléfono móvil acabe en el fondo de un rí­o, del mar o de una piscina. No siempre es posible rescatarlo, pero cuando se logra, no todo está perdido. Lo más importante es no ponerle el funcionamiento, ni intentar recargarlo. Luego hay que sacar la baterí­a y colocarlo a la sombra sobre una toalla.

Después, se debe guardar en una bolsa y llevar a un servicio especializado donde intentarán arreglarlo, o al menos recuperar los datos de la memoria. En cualquier caso, salvar un teléfono móvil mojado es ahora mucho más sencillo gracias a una firma japonesa, JMC Risk Solutions, que acaba de poner a la venta una secadora especial para teléfonos móviles. El nivel de éxito es asombroso. Consiguen salvar 99 de cada 100, aunque los teléfonos mojados en agua salada precisan de un baño previo en agua destilada para eliminar las sales.

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La secadora esta ya instalada en un buen número de tiendas de telefoní­a móvil en Tokio y sus alrededores y sus clientes son sobre todo ciudadanos cuyo teléfono ha sufrido daños por la lluvia o que ha caí­do en alguna de las fuentes locales. El funcionamiento de la máquina es muy sencillo. Basta con introducir el teléfono en la máquina con la baterí­a separada, cerrar la tapa, y tras 30 minutos el móvil está seco.

La compañí­a no garantiza que no se haya producido daño eléctrico. Cuando un teléfono encendido acaba en el agua, a veces se producen cortocircuitos y accidentes eléctricos. Por eso, sólo se cobra el servicio si el teléfono funciona tras el secado. El precio es de unos 12 euros. Los fabricantes no facilitan en qué consiste el funcionamiento de la máquina, pero los expertos analizan que debe ser una mezcla de des humidificador extremo con una corriente de aire seco muy caliente.

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