El 4 de enero de 2011 Motorola dejará de existir tal y como la conocemos hoy. Ese será el día en que el proceso de división dentro de la compañía, iniciado en 2008, toque a su fin, dando como resultado dos empresas distintas, cada una con su propia entidad tanto en actividad como en valor bursátil. Por un lado, Motorola Mobility Holdings, que se encargará que continuar desarrollando la línea comercial de móviles y dispositivos; por otro, Motorola Solutions, que proseguirá con la división de telecomunicaciones e infraestructuras.
Aunque en principio la bifurcación busca dar una imagen de segmentación de la actividad, la realidad es otra. A pesar de que Motorola despegó con la adopción del sistema operativo Android tras unos años en el atolladero que la llevaron practicamente a la desaparición del mercado, la compañía norteamericana sigue registrando unos resultados muy por debajo de los que se le esperan a uno de los fabricantes que inaguraron el mercado de la telefonía móvil.
Y precisamente ese bajo rendimiento viene lastrando la lucrativa línea de desarrollo de infraestructuras, por lo que la separación de ambas actividades está más vinculada a principios de confianza de cara a los inversores y accionistas que participan en la empresa que a criterios puramente organizativos.
En cualquier caso, la jerarquía de la empresa no sufrirá necesariamente notables cambios. Tanto Motorola Mobility como Motorola Solutions tendrán sus propios Consejeros Delegados (CEOs).
En el caso de la compañía dedicada a la fabricación de móviles, será Sanjay Jha el jefe de la organización, mientras que la otra parte estará comandada por Greg Brown. Precisamente, ambos co-lideran la todavía en vida Motorola Inc, con lo cual se espera que las empresas resultantes tras la división prosigan con una filosofía continuísta en las línea de trabajo que actualmente tienen abiertas.