Por el momento lo único que se sabe de este misterioso dispositivo es que su código de producto es GT-S7500. Nos referimos a un nuevo teléfono desarrollado por la surcoreana Samsung, el cual a través de las imágenes que se han filtrado a través de la web panameña de venta por Internet Encuentra24.com. Es curioso, porque el autor del anuncio ofrece este móvil reconociendo que aún «no lo ha visto en la calle», aunque no determina su procedencia.
A simple vista, este Samsung GT-S7500 tiene la apaciencia de un Samsung Galaxy S, aunque de pequeñas dimensiones (similar al Samsung Galaxy Ace, que viene a ser la edición reducida del buque insignia de la firma que se lanzó al mercado el pasado 2010). Este terminal, del que no se han tenido noticias en la hoja de ruta del fabricante, podría responder al rumor que hace unos meses se supo, y que apuntaba a la existencia de un Samsung Galaxy S2 Mini en los planes de la compañía.
De hecho, si comparamos las imágenes que se filtraron en su momento con las que ahora hemos conocido, las similitudes están a flor de piel (dentro de la escasa calidad de ambas capturas, claros). Ya entonces, se atribuyeron unas características técnicas a aquel dispositivo que hoy subraya el vendedor del GT-S7500 que podríamos entender como un Samsung Galaxy S2 Mini. Es decir, cámara de cinco megapíxeles con flash LED y sistema Android 2.3 Gingerbread.
El responsable de este subrepticio anuncio no entra en aportar más detalles técnicos sobre el GT-S7500, limitándose a decir que está preparado para redes sociales (algo que a estas alturas de la película puede llegar a entenderse como una perogrullada). En su momento, el Samsung Galaxy S2 Mini del que llegó a hablarse habría sido presentado con una pantalla de 3,7 pulgadas, instalando además un procesador mononúcleo de 1,4 GHz. También equiparía un sistema de conexión de datos HSDPA, capaz de desarrollar tasas de transferencia de hasta 21 Mbps en descarga.
Por el momento, nada se sabe sobre si estamos ante un prototipo fugado de las oficinas de Samsung o si estamos ante un fraude elaborado por un bromista. En cualquier caso, cabe guardar cierta prudencia a la espera de más información que clarifique la situación.
