El despertador del iPhone vuelve a fallar

Año nuevo y fallo clásico. Esa es la lectura que se desprende de un error que dio mucho que hablar en 2011, y más en 2010, con el iPhone y la función despertador. Ya recordarás que en 2010 el sistema de alarma del reloj del teléfono de Apple registró fallos en varios momentos, dado que el cronógrafo interno del terminal no se correspondí­a con lo que reflejaba el que se sincroniza mediante software en iOS -la plataforma operativa de iPhone, iPad y iPod Touch-. Con la ayuda de algunas actualizaciones, el problema quedó solucionado.

Pero con el cambio de calendario, parece que algunos terminales han vuelto a rememorar aquella incidencia, haciendo saltar las alarmas –irónicamente– de este año, ante la dificultad añadida de que se añade una variable con el dí­a extra de febrero, al estar como estamos en ciclo bisiesto.

A través de Engadget se ha constatado que muchos usuarios han vuelto a sufrir este problema, aunque no es que Apple sea la culpable en exclusiva del error, ya que la respuesta a tan incómoda incidencia está en una actualización de sistema que los propios afectados no han ejecutado.

En concreto, los terminales cuyos despertadores no sonaron entre los dí­as 1 y 2 de enero de 2012 fueron los equipados con la versión de sistema iOS 4.2.1, así­ como las anteriores, las cuales adolecen del problema de sincronización entre el reloj de sistema y el cronógrafo que el iPhone lleva instalado por hardware.

Es por ello que la recomendación más apropiada para que el terminal deje de dar problemas en este sentido obliga a los usuarios a poner al dí­a sus dispositivos con la última versión del sistema, si no quieren volver a verse trastabillados a la hora de despertarse.

No obstante, ante esta solución, hay un grupo de clientes que se toparán con un impedimento a la hora de actualizar: los iPhone 3G -el modelo que se puso a la venta en 2008– no son compatibles con la última versión del sistema operativo de Apple para dispositivos móviles. En ese caso, por tanto, parece que sólo caben dos posibles formas de afrontar la situación: comprarse un nuevo terminal o resignarse ante la fatí­dica realidad.