Podría decirse que la aventura de la compañía finlandesa Nokia con el sistema operativo Android ha sido breve pero intensa. Tras su venta a la compañía estadounidense Microsoft, este fabricante se ha visto obligado a dejar de lado el proyecto mediante el cual quería añadir cierta integración entre las aplicaciones del sistema operativo Android y el propio sistema operativo Windows Phone. Y según hemos conocido en esta ocasión, el terminal que cerrará esta parte de la historia de Nokia será el Nokia XL 4G, una versión mejorada en numerosos aspectos técnicos del Nokia XL que conocimos a comienzos de este año.
En un principio destinado al mercado asiático, el Nokia XL 4G se presenta con una pantalla de cinco pulgadas que alcanza una resolución de 800 x 480 píxeles. En su interior se aloja un procesador Qualcomm Snapdragon 400 de cuatro núcleos que funciona a 1.2 GHz de velocidad de reloj en compañía de una memoria RAM de 1 GigaByte. La capacidad de almacenamiento interno está establecida en los 4 GigaBytes, y se puede ampliar mediante una tarjeta de memoria externa microSD de hasta un máximo de 32 GigaBytes. La batería, por su parte, cuenta con una capacidad de 2.000 mAh. Una característica curiosa del Nokia XL 4G es que incorpora de serie el sistema operativo Nokia X en su versión de 1.1 (al igual que el primer Nokia XL), lo cual resulta extraño teniendo en cuenta que el nuevo Nokia X2 viene de serie con la plataforma de Nokia X en su versión 2.0.
Dejando a un lado la presentación de este nuevo teléfono inteligente, lo cierto es que resulta inevitable echar un vistazo atrás en el tiempo para tratar de comprender qué es lo que Nokia quería conseguir entre los usuarios introduciendo la posibilidad de instalar aplicaciones de Android en Windows Phone. Quizás uno de los mayores objetivos de este añadido fuera captar a los usuarios indecisos que conocieran ligeramente el sistema operativo Android y que buscaran un teléfono inteligente lo más económico posible. Y ciertamente la idea no era nada descabellada, ya que el principal reclamo de móviles como el Nokia X, el Nokia X+ y el Nokia XL era el precio: ninguno de ellos superaba los 110 euros en su lanzamiento al mercado.
El problema aparecía en el momento en el que un usuario que había adquirido un móvil con la plataforma Nokia X se encontraba con que, si quería avanzar de gama, los únicos terminales disponibles dentro de Nokia eran móviles que venían de serie con el sistema operativo Windows Phone (sin compatibilidad ninguna con las aplicaciones de Android). Esto se traducía en que el usuario se veía obligado a desprenderse precisamente de una de las características que le habían convencido para dar una oportunidad al sistema operativo móvil de Microsoft. Y eso, a grandes rasgos, no parece haber sido algo de mucho agrado para los propietarios de los Nokia X.