La octava generación de Galaxy Note, presentada a finales de agosto, enterró los incesantes rumores que daban por hecho que esta gama había llegado a su fin tras los problemas con el Galaxy Note 7. De hecho, nada más lejos de la realidad: el Galaxy Note 8 se plantea como uno de los teléfonos más potentes del competitivo mercado actual.
Para conmemorar este resurgimiento, vamos a hacer un breve repaso de la gama más grande de la familia Samsung Galaxy. Este modelo siempre se quiso enfocar al trabajo, y fue pionero incluyendo punteros, así como en la pantalla curvada.
Samsung Galaxy Note N7000
En 2011, Samsung se adelantó a lo que que más tarde sería un tamaño común al ofrecer 5,3 pulgadas de pantalla con una resolución super HD 800 x 1280 píxeles. Se puso toda la carne en el asador con el hardware más potente: chip Exynos de 1,4 Ghz, 1 GB de RAM, 32 GB de almacenamiento, cámara de 8 megapíxeles y una enorme batería de 2.500 mAh.
Debido al gran tamaño de pantalla, los desarrolladores de Samsung pensaron que sería útil incluir un puntero Stylus. De esta manera, el usuario podría navegar por el teléfono sin tener que estirar el dedo incómodamente. Este tipo de punteros ya se encontraban en otros teléfonos táctiles de la primera generación, que funcionaban por presión, y con el puntero era más sencillo. Sin embargo, el concepto del Stylus del Galaxy Note era distinto, iba dirigido a profesionales que quisieran hacer apuntes rápidos en su agenda, escribir notas a mano o incluso dibujar.
Samsung Galaxy Note II
Un año más tarde, en 2012, llegaría el siguiente miembro de la familia Note. Con un look más redondeando, y ligeramente más estrecho (3 mm) que el N7000, Samsung daba un importante salto de calidad en este nuevo modelo. Mientras la resolución Super HD se mantenía, la pantalla subía hasta 5,5 pulgadas, lo que pronto iba a ser considerado el estándar entre los phablets (concepto ya en desuso).
El procesador pasaba a ser un Exynos de cuatro núcleos con 1,6 GHz de velocidad, y la memoria RAM subía a 2 GB. Se incluía un modelo de 64 GB y funcionaba hasta con Android 4 KitKat. La batería aumentaba junto con la pantalla, llegando a los 3.100 mAh de capacidad. El Stylus continuaba, ya que había sido un éxito, y el equipo de cámaras delantera y trasera se mantenían inalteradas.
Samsung Galaxy Note 3
La notación romana daba paso a la arábiga con el Samsung Galaxy Note 3, en septiembre de 2013. Recuperando formas más rectilíneas, Samsung subía la pantalla de su Note a 5,7 pulgadas. La resolución alcanzaba por primera vez el Full HD (1920 x 1080 píxeles). En la parte de atrás, una carcasa que simulaba el efecto piel, queriendo dar una imagen más sobria y de trabajo.
En cuanto a la parte interna, su chip Exynos subía a los ocho núcleos, con una velocidad máxima de 1.9 GHz. Se incluían 3 GB de memoria RAM y almacenamientos de 32 y 64 GB. La cámara, olvidada con el Galaxy Note II, sí daría un gran salto de calidad en este Note 3: un sensor trasero de 13 megapíxeles con apertura f/2.2 y posibilidad de grabar video a 4K en 30 fps. La cámara frontal se mantenía con 2 megapíxeles, aunque permitía grabar vídeo en Full HD.
El puntero, ahora renombrado S-pen, recibía una mejora en sus funciones, y su batería subía a 3.200 mAh, un aumento de capacidad leve que coincidía con el nuevo tamaño de pantalla. La autonomía de dos días que caracterizaba el Galaxy Note se seguía manteniendo.
Samsung Galaxy Note 4 y Galaxy Note Edge
2014 vería cómo la familia Note se desdoblaba por primera vez. Por un lado tendríamos el Galaxy Note 4, un dispositivo con un look bastante continuista del anterior modelo. Mantenía la pantalla de 5,7 pulgadas de pantalla, aunque aumentaba la resolución a QHD (1440 x 2560 píxeles). Las configuraciones que se desarrollaron fueron dos, con un chip Snapdragon 805 a 2,7 GHz o un Exynos 5433 a 1,9 GHz. La memoria RAM en cualquier caso era de 3 GB, y el ROM de 32 GB.
La nueva cámara que se incluiría sería de 16 megapíxeles, con apertura f/2.2 y posibilidad de grabar en 4K a 3o fps. En la parte frontal, 3.7 megapíxeles con posibilidad de grabar en vídeo en Full HD. El S-Pen adquiría cada vez más protagonismo, mientras que la batería se establecía en 3220 mAh, eso sí, incluyendo tecnlogía QuickCharge 3.0 de carga rápida. Este sería el primer Galaxy Note que incluiría lector de huellas dactilares frontal.
Meses después del Note 4 aparecería el Galaxy Note Edge. La configuración era muy parecida al original (sólo saldría con el chip Snapdragon 805, eso sí), aunque contaba con una diferencia importante: uno de los laterales de la pantalla era curvado. Esta característica permitía al usuario acceder a un menú lateral que le hiciese moverse de manera más rápida por el teléfono. Esta idea sería a partir de entonces un elemento común en todos los nuevos Galaxy Note, y la idea de la pantalla curvada se extendería a los Galaxy S y se convertiría en un elemento identificador de las gamas altas en Samsung.
Samsung Galaxy Note 5
En 2015 saldría a la venta el Samsung Galaxy Note 5. No cambia prácticamente el diseño, la pantalla ni las configuraciones respecto al Galaxy Note 4. Las principales diferencias son que la cámara frontal sube a 5 megapíxeles y la batería tenía una calidad de 3000 mAh.
Hay una razón por la que muchos usuarios no conozcan este modelo, y es que en España no se llegó a comercializar. Lo más parecido que se encontró ese año en el mercado de nuestro país fue el Galaxy S6 Edge +, también de 5,7 pulgadas.
Samsung Galaxy Note 7 (2016)
El número seis desaparece de la cuenta y en 2016 llega el Galaxy Note 7, probablemente para igualarse al exitoso Galaxy S7 (hasta entonces siempre había ido un número por detrás de esta gama). El que prometía ser el gran dispositivo del año acabó en tragedia.
Y es que el Galaxy Note 7 ofrecía la versión más ligera y fina de todos los Note hasta entonces, manteniendo la pantalla de 5,7 pulgadas. El procesador era un Exynos 8890 de ocho núcleos a 2,3 GHz, con 4 GB de RAM y 64 GB de almacenamiento. Incluía la cámara que había hecho famoso el Galaxy S7, con 12 megapíxeles, apertura f/1.7 y el sensor Dual Pixel. Delante, una cámara de 5 mpegapíxeles también con apertura f/1.7.
El Galaxy Note 7 incluía lector de iris además del de huellas, resistencia al agua IP68 y una batería de 3.500 mAh. Y fue esta batería la que acabó condenando un gran modelo: una serie de accidentes con modelos que ardían hicieron que toda la tirada entera se tuviera que retirar del mercado.
Samsung Galaxy Note 8
Y llegamos al presente. Muchos rumores decían que la gama Note estaba muerta y enterrada. Sin embargo, a finales de agosto de 2017 hemos podido comprobar lo contrario: está más viva que nunca. Como el innovador Galaxy S8 ya tenía una pantalla de 5,8 pulgadas, el Samsung Galaxy Note 8 tenía que dar un paso más, y se planta en las 6,3 pulgadas, con resolución QHD y un ratio de 83 por ciento de pantalla infinita.
Su chip es un Exynos 8895 de ocho núcleos a 2,4 GHz, con 4 GB de memoria RAM y 64 GB de almacenamiento. Se introduce por primera vez la cámara doble en Samsung, con un objetivo de 12+12 megapíxeles y aperturas de f/1.7 y f/2.4, respectivamente. Delante, una cámara de 8 megapíxeles y apertura f/1.7.
El S-Pen se mantiene, permitiendo tomar notas con la pantalla apagada, y también la resistencia al agua IP68. El lector de huellas, al igual que en el Galaxy S8, pasa a la parte de atrás. La capacidad de la batería, por su lado, baja a 3.300 mAh.
La familia Samsung Galaxy Note ha llevado la bandera de la calidad en todos estos años. Cada modelo ofrece especificaciones de máximo nivel y un hardware a batir. Pese a las irregularidades a lo largo de su historia, parece que vamos a tener Galaxy Note para rato.