En un intento desesperado por desviar la atención de los graves problemas de antena del iPhone 4, Steve Jobs ha prometido una fundita para todos los usuarios del teléfono, y devolver el dinero a los descontentos que lo soliciten antes de un mes, y además, para aderezar el asunto, ha puesto en marcha el ventilador y ha arremetido contra los productos de otros fabricantes, entre ellos el coreano Samsung.
En la conferencia de prensa del viernes pasado, Jobs acusaba al Omnia II de sufrir un significativo descenso en la intensidad de la señal cuando se le sujetaba con la mano. Iguales acusaciones hizo de productos de otros fabricantes. Los coreanos han reaccionado de inmediato. Según ellos, no han recibido ninguna crítica sobre la capacidad de señal de su teléfono, y desde luego no tienen apenas quejas de los usuarios del mismo.
El Vicepresidente de Comunicaciones Móviles, Hwan Kim ha afirmado que sus productos “son el fruto de años de experiencia en el diseño de teléfonos de alta calidad. Es por eso que los teléfonos de la casa incorporan una tecnología de antena interna que optimiza la calidad de recepción independientemente de la manera en como se acoja al teléfono”.
Las alegaciones de Samsung tienen todos los visos de credibilidad. La antena del Omnia II está situada en la parte baja del teléfono, donde no es obstaculizada por la mano, salvo que en un ataque agudo se coja por la base, como un cubata. No se puede decir lo mismo del teléfono de Apple, que lleva la antena en la parte inferior izquierda del aparato donde resulta casi imposible no taparla con la mano salvo que se agarre el teléfono con un par de pinzas para cubitos de hielo. Otros fabricantes como RIM o HTC, que también han sido fruto de las atenciones de Apple, niegan las acusaciones.