La finlandesa Nokia lleva una semana muy interesante en lo que a patentes se refiere. Ya hemos conocido que está trabajando en un nuevo sistema de desbloqueo gestual para pantallas táctiles, y hoy podemos hacernos eco de algo más cercano a la ciencia-ficción propia del director canadiense David Cronenberg, tan interesado a la integración orgánica de la tecnología. Se trataría de una suerte de tatuaje que se comunicaría con nuestro smartphone para tareas sencillas. Hablamos de una especie de chip que puede adherirse a la piel del usuario y que no requiere de alimentación de corriente. La idea es que el propio campo magnético que genera el teléfono surta de energía a este peculiar accesorio que, por el momento, no tiene visos de comercializarse.
¿Y que utilidad encierra este adhesivo electrónico? Principalmente, libera al teléfono de funciones que quedan trasladadas al al e-tatuaje. Por ejemplo, ya no sería necesario que el teléfono tuviese función de vibración que nos avisase de llamadas, mensajes o notificaciones entrantes. El chip podría configurarse en ese caso para responsabilizarse de esas tareas, de modo que no habría necesidad de que llevásemos el móvil con nosotros para poder estar al tanto ””es decir, no tendría que estar forzosamente en la misma habitación para que supiésemos que se nos requiere a través del dispositivo””. Sería el propio tatuaje el que, mediante un pequeño impulso, nos informase de, como decimos, una llamada, mensaje o notificación.
Uno de los puntos interesantes de la patente de Nokia es que la comunicación entre el móvil y el tatuaje de tinta magnética podría configurarse a gusto del usuario. La idea es que los impulsos que nos informan de novedades en el móvil describan intensidad, repeticiones o ritmos distintos en función del tipo de notificación, de modo que podríamos distinguir cuándo recibimos una llamada, un mensaje entrante, una alarma horaria o una actualización en redes sociales. La cuestión radicaría en detallar qué tipo de impulso queremos vincular a determinadas notificaciones y, claro está, recordarlas para no confundir churras con merinas cuando el tatuaje nos advierta de actividad en el smartphone.
La comunicación entre el adhesivo electrónico y el teléfono se realiza mediante un sistema de comunicación similar al que conocemos por Bluetooth, aunque no se trata propiamente de esa tecnología. A efectos prácticos, por cierto, el tatuaje responde a la misma técnica de las pinturas epidérmicas al uso, empleándose el mismo sistema para imprimirlo sobre la piel. Como señalan desde Unwired View, lo único que cambia en el proceso es el tipo de tinta que se emplea para realizar este dibujo.
Por cierto, que siendo así, el tatuaje electrónico podría quedar oculto en el motivo que prefiramos implantarnos, de modo que no tendría que ser necesario que nuestra piel mostrase un aséptico chip electrónico ””aunque habrá quien le vea la gracia a imprimirse precisamente ese dibujo en la piel””. Como decimos, no hay planes para comercializar este sistema de comunicación casi orgánica entre el móvil y la propia fisionomía del usuario.