Android

Si somos usuarios que acabamos de estrenarnos en la tecnologí­a smartphone y acabamos de hacernos con un teléfono basado en Android, quizás nos veamos algo desorientados después de encender por primera vez el terminal. Los móviles de toda la vida, esos que se distinguen por una ya jurásica pantalla pequeñita situada sobre un teclado alfanumérico, no requerí­an de demasiados datos ni configuraciones en el momento en que empezábamos a usarlo. Pero con los dispositivos inteligentes es otra cosa. No obstante, iniciarse en Android es algo muy sencillo. Lo veremos a continuación en una pequeña serie de pasos.

Para empezar, una vez instalada la tarjeta SIM y la baterí­a ””en caso de que lleve una unidad de alimentación reemplazable”” tocará darle por primera vez al botón de encendido. Es posible que la operación de bienvenida en el proceso de configuración sea el del idioma. Algunos equipos vendidos en España ya llevan precargada la selección del castellano, pero si decidimos recurrir a cualquiera de las lenguas oficiales del territorio nacional, desde aquí­ podrí­amos hacer nuestra elección.

A continuación podremos meter los datos de nuestra Wi-Fi doméstica o profesional. Esto podremos hacerlo en otro momento, pero es interesante abordar la tarea al inicio, y más adelante veremos porqué. Si decidimos configurar la Wi-Fi en este momento, veremos que el teléfono nos mostrará los puntos accesibles a nuestro alcance. Sólo tendrí­amos que seleccionar la nuestra e introducir la contraseña de acceso. Más adelante nos preguntará si queremos que el terminal se conecte a redes móviles 3G. Sólo en caso de que tengamos contratado un plan de Internet con nuestra operadora esto es recomendable. De otro modo, podrí­an llegarnos desagradables sorpresas en la factura.

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Independientemente de que hayamos aceptado el acceso a redes 3G, ahora veremos por qué era recomendable introducir los datos de una Wi-Fi cercana a la que conectarse en ese momento. Y es que durante el proceso de configuración de nuestro móvil Android tendremos que señalar cuál es nuestra cuenta de Google. Para identificarla, basta con usar el correo electrónico que usemos en Gmail. Si no fuera así­, te invitamos que lo hagas, ya que sólo sus usuarios pueden beneficiarse de las muchas ventajas que acarrea el sistema operativo Android. Basta con indicar nuestra dirección completa en Gmail (incluyendo la coletilla @gmail.com) y nuestra contraseña para que el teléfono quede identificado con nuestra identidad de usuario.

En un paso posterior podemos añadir más cuentas vinculadas al teléfono Android. Como dijimos antes, este paso podemos ahorrárnoslo, ya que desde el menú de ajustes de sistema podremos añadir y quitar las cuentas cuando queramos. No obstante, si tenemos tiempo y paciencia, podremos hacer que los servicios de que disponemos en Facebook, Twitter, Outlook, DropBox o Yahoo se sincronicen con el teléfono para que estemos siempre al tanto de las novedades en cada uno de ellos.

Hay un momento del proceso inicial que estamos describiendo que puede ser especialmente sensible. Comprobaremos que el sistema nos pedirá permiso para compartir datos de forma anónima para que Google pueda tener conocimiento de una serie de datos recopilados por el terminal, como la información de las redes Wi-Fi que entran en su área de recepción o los datos de geolocalización. La empresa asegura que no hace un uso ilí­cito de esta información, aunque habrá quien desista en la petición. Éste es un buen momento para tomar la decisión.

Una vez introducidos estos datos, accedemos al sistema por primera vez. Cada fabricante diseña sus teléfonos de un modo, de forma que los accesos desde botones fí­sicos o capacitivos varí­an en función del modelo. Así­, para acceder al menú de ajustes donde podrí­amos modificar otros parámetros (tonos de notificación, fondos de pantalla, iluminación de pantalla…) lo más sencillo es saber que si desplazamos el dedo desde la parte superior de la pantalla hacia abajo ””estando el panel desbloqueado, claro””, veremos una cortina donde, en adelante, aparecerán las notificaciones e información a tiempo real de todas las aplicaciones que tengamos en funcionamiento en el teléfono. Identificaremos, por lo general en el margen superior derecho de la cortina, un icono que muestra un pequeño engranaje. Desde ahí­ es donde se da acceso al menú de ajustes, donde podremos trastear a placer con el resto de opciones configurables de Android.

Lo que más nos interesa en este momento es la tienda de aplicaciones descargables. Se puede entrar en ésta desde un icono que identificaremos con el nombre de Play Store. Para poder hacernos con juegos, pelí­culas, canciones y utilidades de diverso tipo desde aquí­ hay que contar con una cuenta de Google. De ahí­ la importancia de configurar nuestro usuario en Gmail desde el primer momento. Las aplicaciones pueden ser de pago o gratuitas.

Con éstas últimas no habrá problemas: Whatsapp, Candy Crush o Instagram, entre las más populares, estarán a un par de toques de pantalla. Una vez descargadas e instaladas, veremos un notificador en la cortinilla que ya vimos cómo se desplegaba desde la parte superior de la pantalla que nos informa del éxito en la operación. Los nuevos programas se cargarán en la biblioteca de aplicaciones, a la que podemos acceder desde el icono dedicado para ello en la pantalla principal de Android. A partir de aquí­, el resto queda a mano de las necesidades y curiosidad del usuario.

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