Echar la vista al pasado suele ser doloroso pero, casi siempre, necesario. La de HTC es la historia de una compañía que lo tuvo todo, una compañía que marcó un antes y un después en la historia de los teléfonos inteligentes; al mismo tiempo, es la historia de una compañía que está a un paso de echar a perder de un plumazo el trabajo de seis años. Las cifras no son nada buenas, y las pérdidas operativas de casi 150 millones de euros en el segundo trimestre del año 2015 hacen pensar en todo menos en una recuperación. Pero, ¿cómo ha llegado HTC a esta situación?
Para conocer la historia de HTC tenemos que remontarnos al año 2009. Por estas fechas, todavía todos éramos ricos (pocos meses después, según los economistas más prestigiosos de Harvard, Cambridge y Oxford, el monstruo de la galleta se llevó nuestras fortunas en un saco), y HTC irrumpía en el mercado móvil español con la introducción del primer teléfono inteligente con sistema operativo Android en España: el HTC Dream, conocido también como el “Google Phone” o el “móvil de Google” por aquellos tiempos. La distribución de este móvil en territorio nacional pertenecía en exclusiva a Telefónica, y su precio en las portabilidades oscilaba entre los cero (sí, por aquel entonces todavía se regalaban los móviles) y los 200 euros.
Imagen de la presentación del HTC Dream, aquí el vídeo
Desde el punto de vista de hoy en día, el HTC Dream tenía un diseño muy discutible, con un teclado físico que parecía demostrar el miedo de la compañía taiwanesa por los teclados virtuales integrados en las pantallas. Pero resulta comprensible, ya que hablamos de una época en la que en los periódicos circulaban titulares como “Nokia entra en la era táctil sin excesiva convicción” o “Google permitirá las aplicaciones de pago para Android“. Todos éramos más jóvenes, menos experimentados en el mundo de la telefonía móvil y, en resumen, unos completos ignorantes de lo que el sistema operativo Android supondría en cuestión de pocos años.
Entre coletazos de las caídas de grandes bancos estadounidenses y ventas del iPhone que batían todos los récords habidos y por haber, HTC se abría paso en el mercado de la telefonía móvil al más puro estilo Moisés. HTC Hero por aquí, HTC Magic por allá, Android 1.5 Cupcake de por medio… Android había entrado en nuestras vidas para siempre, y quien más y quien menos todos nos sorprendíamos al ver el widget del limpiaparabrisas -o, en su defecto, el efecto de las gotas de lluvia cuando había mal tiempo en nuestra ciudad– que HTC incorporaba en su capa de personalización (HTC Sense). Así sí se hacían las cosas, HTC.
En 2009, 2010 y principios del 2011, HTC estaba en todas partes
2009, 2010 y 2011 (al menos en los primeros meses) fueron buenos años para HTC. El dinero entraba a raudales, y la compañía se permitía el lanzamiento de nuevos teléfonos inteligentes como el HTC Desire (con todas sus variantes de Desire Z, Desire S o Desire X), el HTC Wildfire o el HTC Sensation, por mencionar algunos de los lanzamientos con los que HTC sacó los colores a su competencia. Pero no pasaría mucho tiempo hasta que la música dejara de sonar.
Entramos en el año 2012, y con él HTC comienza a vislumbrar su caída por el precipicio. El señor Peter Chou, quien a día de hoy ya representa el pasado de la compañía taiwanesa, vivió el día 9 de agosto del año 2012 probablemente uno de sus peores momentos profesionales: tras el cierre de los mercados, HTC perdía un cuatro por ciento de su valor, lo que elevaba la pérdida total en lo que iba de año hasta el cincuenta por ciento. Es decir, la compañía había perdido la mitad de su valor sin que hubiera terminado todavía el año, lo que se sumaba a la pérdida del cuarenta por ciento que arrastraba desde finales del año 2011.
La situación de HTC por aquellos tiempos comenzaba a ser un desastre, un desastre en el que de nada sirvió que Chou enviara un correo electrónico a sus empleados con el asunto de “Estaremos de vuelta”. “Estábamos de acuerdo en que teníamos que hacer algo pero, o no lo hicimos, o lo hicimos mal” fue una de las frases más sonadas del correo, y muchos medios estadounidenses la resumieron como “we fucked up” (nos evitamos la traducción al castellano). Pero en una cosa tenía razón Chou en su polémico correo: las ventas de HTC caían mientras el mercado de los teléfonos inteligentes crecía.
Y, en medio de esta tormenta, HTC se encontraba ante el reto de tener que lanzar teléfonos inteligentes que plantaran cara a los buques insignia que estaban lanzando fabricantes como Samsung bajo el sello del sistema operativo Android. El Samsung Galaxy S3 y el Samsung Galaxy Note 2 fueron éxitos de masas en sus tiempos y, encontrándonos en pleno año 2013, la compañía taiwanesa utilizó sus últimos cartuchos para lanzar el HTC One. Resultaría injusto decir que el HTC One no fue un buen teléfono inteligente, pero para entonces las cosas en HTC solamente se iban a poner peor. La mayoría de los mortales estuvimos al margen de lo que ocurrió detrás del desarrollo del One de HTC, pero por aquellos días se dieron a conocer incluso cartas en las que los trabajadores de HTC hablaban de jornadas maratonianas de 12 horas de trabajo al día, sin pagos por horas extra. Verdad o mentira, nunca lo sabremos; lo que está claro es que en estas fechas HTC estaba cayendo en picando. En todos los sentidos.
Y así, polémica tras polémica, HTC One M8 y HTC One M9 después, llegamos a hoy en día. El One M9 es un excelente teléfono inteligente (en nuestra prueba del HTC One M9 así lo expresamos, sin olvidarnos de mencionar sus puntos más débiles), pero transmite la sensación de estar ligeramente desubicado en el mercado. La falta de publicidad, el triste protagonismo en los problemas de sobrecalentamiento del Snapdragon 810 y la extrema competencia en el sector no son precisamente buenos aliados para sacar adelante un buque insignia de estas características.
Mala suerte, mano negra o una dirección que pecó de novata (en el 2011, cuando el dinero todavía fluía a chorros en HTC, la compañía taiwanesa gastaba cientos de millones de dólares en inversiones (50 millones de dólares en Saffron Digital, 40 millones en OnLive, 13 millones en Inquisitive Minds, 300 millones en Beats Audio…) que tuvieron una dudosa rentabilidad (la inversión en Beats, al menos, dejó tras de sí uno de los mejores sistemas de audio del mercado de la telefonía móvil)). De momento, HTC vuelve a los números rojos, y el tiempo nos dirá si algún día podremos escribir la historia del renacimiento de esta compañía taiwanesa.
‘La cura cuesta más ke la enfermedad’
Un diseño y sonido único ke muchos kerran tener y por mala decisiones ó estrategias gerenciales están en el sótano. Soy seguidor de HTC desde varios años y desde el decepcionante lanzamiento del m9 ya esto se venía llegar. Le espera un camino decisivo en Su existencia y espero ke renazca como el ave fenix…
No deja de sorprenderme el paso del tiempo en el mundo de la tecnología. Cosas que pasaron en 2009 parecen hoy de la prehistoria.