El final del roaming no ha traído las pérdidas que anunciaban los operadores

La lógica empresarial dice que si un servicio por el que antes se cobrara pasa a ser gratis, dicha empresa va a sentir sus beneficios mermados. Incluso si lo pensamos fríamente, tiene parte de razón. Esto es lo que pensaron las compañías telefónicas cuando se anunció el fin del roaming el pasado 15 de junio: todas las operadoras tenían que dejar de cobrar un extra a todos sus clientes españoles por llamadas y consumo de datos que se hicieran en el extranjero.

Por lo tanto, a partir de esa fecha cualquier llamada que hicieras, por ejemplo, en Roma, tanto a números locales como europeos, iban a costarte lo mismo que una llamada en España a un número español. Lo mismo con los datos: adiós a buscar conexión WiFi para buscar información de sitios que visitar. Ahora solo tendríamos que sacar el móvil y listo.

No, el fin del roaming no ha supuesto pérdidas

Esta acción puso en alarma a las operadoras, puesto que el roaming suponía importantes beneficios para sus arcas. La llegada del fin del roaming fue recibida con recelo y ahora, con los datos sobre la mesa, no podían más que alegrarse ante tal prohibición: según un informe de de la agencia de la Unión Europea agrupadora de reguladores de telecomunicaciones, el uso de datos durante el pasado verano de 2017 aumentó nada menos que un 435.55% con respecto a la misma temporada del año predecente.

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Este aumento en los datos consumidos por los veraneantes, y que fue propiciado, claramente, por el fin del roaming, facilitó que las operadoras obtuviesen reducción de precios mayoristas (cuestión ampliada en el parrafo siguiente) para poder, así, ampliar la capacidad de las antenas y poder satisfacer a la avalancha de viajantes, ansiosos de poder disfrutar del fin del roaming, subir Stories sin parar a Instagram o llamar a un Über en mitad de la noche sin necesitar conexión WiFi.

Existen otros precios mayoristas: los que se cobran las operadoras entre sí cuando no pertenecen al mismo país, para facilitar la comunicación del viajero. En este mismo informe, gracias al fin del roaming estos precios se han visto disminuidos con creces, incluso por debajo del precio máximo que la Unión Europea fija para los precios mayoristas entre compañías. El precio máximo de llamada por minuto que fijó la Unión Europea entre operadoras fue de 3.2 céntimos, según vemos en la siguiente gráfica. Pues bien: el fin del roaming ha hecho que esta cifra baje hasta los 2.41 céntimos de euro.

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En España, el caso es similar al resto de países

Nuestro país, cuyo el turismo es un pulmón vital para la economía, el fin del roaming también supuso que las operadoras arquearan las cejas. El precio medio en Europa del MB consumido tras el fin del roaming se quedó 0.40 céntimos, muy por debajo del máximo establecido por la UE (77 céntimos) y aún menos del cobrado en España, 37 céntimos. ¿No se puede aplicar la lógica, también, en que si algo es más barato vamos a consumirlo más?

ingresos operadoras 2017-2016

¿Y cuanto ha ingresado la operadora tras el fin del roaming? Fijémonos en el caso español: el ingreso medio de las operadoras por usuario doméstico subió un 4.4% con respecto al primer trimestre de 2016. Muy lejos, por lo tanto, del mal augurio que presagiaban en sus arcas al no poder cobrar ese ‘extra’ en el uso de llamadas y datos dentro de la Unión Europea.

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