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Quién nos iba a decir hace cinco años que a fecha de hoy í­bamos a estar tan interesados en la evolución de los sistemas operativos para móviles como lo estamos de los dispositivos en sí­. La realidad es que tan (o más) importante es la plataforma que sustenta al terminal como las especificaciones técnicas del cacharrito, y las recientes evoluciones de iPhone OS y Android así­ lo demuestran. Con la aparición de los sistemas iPhone OS4 y Android 2.2 Froyo, las más actuales, volvemos a la arena de la comparación entre ambas, y la contienda se muestra más que reñida.

De entrada, la diferencia fundamental entre ambas está en el hardware para el que se diseña. iPhone sólo hay uno. Uno al año, queremos decir. Por su parte, Android está en costante evolución, y tanto su sistema como los terminales a los que se adaptan experimentan mejoras cada poco tiempo. Esto es favorable de cara a la renovación de la plataforma, pero juega en contra de quien no quiere ver cómo su móvil se queda ligeramente obsoleto en poco tiempo. En este sentido, los usuarios de iPhone 4 saben que, al menos durante un año, su terminal tendrá todo lo que tiene que tener.

iPhone 4 04

Un punto que interesa destacar de iPhone 4 y los móviles Android de última generación apunta a la pantalla. En este aspecto, la comparación resulta difí­cil de medir objetivamente, ya que los í­ndices que potencian uno y otro son distintos. iPhone 4 apuesta por lo que ha llamado pantalla retina, una tecnologí­a aplicada a los paneles IPS (similares a los OLED) y que consigue desarrollar una resolución que emula los resultados del papel impreso de alta calidad. Para muestra, un dato técnico. Cuando se publica un documento en imprenta, la resolución del documento es de 300 puntos por pulgada. En una pantalla de ordenador, la calidad es de 72 puntos (o pí­xeles) por pulgadas; en el caso de la pantalla retina del iPhone 4, el í­ndice ha conseguido elevarse hasta los 326 puntos, logrando una definición nunca vista en una pantalla de móvil. Esta mejora está pensada, fundamentalmente, para la lectura de libros electrónicos.

Para los móviles Android, la propuesta pata negra no va tan encaminada a la definición como a la comodidad en el visionado. Para ello, han apostado por paneles AMOLED y Súper AMOLED (fabricados por la coreana Samsung). La principal cualidad de estos paneles está en la calidad de visión que ofrecen con la indicencia de luz directa, así­ como por ofrecer unos resultados de brillo y contraste que evitan el cansancio en la vista para sesiones prolongadas de uso. Eso sí­: si tu pensamiento es leer libros en una pantalla de este tipo, quizás sea una mala idea, ya que la definición que ofrecen estos paneles en la resolución de tipos gráficos deja bastante que desear (en especial, si lo comparamos con la propuesta que esgrime el iPhone 4).

Donde muchos usuarios han fichado su atención es en la gestión de recursos de uno y otro sistema. iPhone OS 4 por fin abdica en su negativa de incorporar la multitarea y sube la apuesta con la administración del escritorio con carpetas. Lo que Apple muestra como una novedad, viene siendo el pan nuestro de cada dí­a con Android. El sistema multitask con los móviles basados en plataforma Google funciona bastante bien, mientras que en el iPhone 4 habrá que comprobar si el procesador ARM A4 a un GHz es capaz de gestionar correctamente este sistema de organización.

En general, el enfrentamiento entre una y otra propuesta está más supeditada a los dispositivos donde se instale que al sistema en sí­. iPhone OS presenta pocas actualizaciones, aunque cada salto supone un paquete de mejoras muy reseñable (especialmente en la gestión de los recursos para la autonomí­a de la baterí­a y las ampliaciones de opciones multimedia), mientras que las implementaciones que presenta Android son más regulares y homogéneas entre sí­. Habrá que dejar pasar unas semanas hasta que podamos ver una buena contienda en la arena de los smartphones.

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