La llegada de Angry Birds para Android ha sido tan devastadora como un buen disparo realizado con uno de los pajarracos cabreados que dan título al juego revelación de la temporada para móviles. En su primer día de lanzamiento, Angry Birds registró la friolera de un millón de descargas. Y aún es más: en su segundo día de vida de esta aplicación adaptada para el sistema operativo de Google para móviles, Angry Birds consiguió otro millón de descargas.
La principal razón del éxito en su estreno en Android hay que encontrarla en su precio. Y es que por el módico precio de cero euros, el usuario se puede descargar uno de los títulos más adictivos, simpáticos y divertidos que se han podido encontrar para móviles (que también han conocido otras plataformas como iOS 4.0 y Symbian). La versión gratuita de Angry Birds se amortiza con banners publicitarios, que podríamos eliminar en el caso de que actualizásemos a la versión de pago por dos euros.
Además de la rentabilidad que la desarrolladora del juego, Rovio, obtiene de los ingresos publicitarios, el puntazo comercial de Angry Birds también reside en la explotación que sus creadores quienen obtener a partir de merchandising y, además, de la posibilidad de lanzar películas o miniepisodios de animación.
Angry Birds consiste en un argumento muy sencillo, aunque tronchante a todas luces. Unos malvados cerdos se están encargando de secuestrar huevos de ave para metérselos entre pecho y espalda (o entre costillar y lomo, para el caso). Pero los padres de los huevos hurtados no van a quedarse de brazos cruzados, sino que ingeniarán un sistema para catapultarse hasta los escondrijos de los cochinos con el objetivo echarles abajo sus madrigueras y rescatar así sus huevos.
