De un tiempo a esta parte se han puesto de moda los tests de resistencia en los que se somete a toda clase de torturas a los últimos smartphones que llegan al mercado. La cuestión no es baladí: en la necesidad de hacer dispositivos cada vez más ligeros y delgados, a la par que extensos y basados en superficies con pantalla táctil, las caídas y los golpes accidentales pueden ser fatales para nuestro terminal.
Ya hemos visto cómo el Nokia Lumia 800 ha sido capaz de salir airoso de más de una tropelía, propias del sádico y retorcido malo de las pelis de Saw. Este móvil ha sido capaz de sobrevivir caídas desde balcones de edificios, e incluso, resistir la tortura de un sacacorchos o de una navaja suiza -situaciones, por otro lado, nada habituales en el trasiego común de un teléfono táctil-.
Hoy volvemos a escribir un nuevo capítulo en la historia de perrerías que el Nokia Lumia 800 es capaz de resistir sin pestañear. Durante la presentación del teléfono en Singapur, una operadora local mostró algunas de las bondades del teléfono, entre las que no dejó pasar la oportunidad de poner a prueba hasta qué punto el Nokia Lumia 800 es capaz de resistir ante situaciones accidentales -y no tan accidentales-.
Así, por ejemplo, a las clásicas caídas se suman situaciones un tanto más gamberras, como darle un masaje a la superficie de la pantalla del Nokia Lumia 800 sobre un muro de firme irregular, o tratar de rayar a conciencia el panel AMOLED del teléfono con las llaves de casa. Ante esto, el terminal responde con estoicismo sin mostrar ninguna imperfección tras la tortura, gracias en gran parte a la seguridad que imprime la protección Gorilla Glass que instala el Nokia Lumia 800.
Además, tras los múltiples porrazos que se lleva el Nokia Lumia 800 tras dar una y otra vez con sus huesos en el duro y frío suelo, el teléfono no sólo no presentó daños superficiales, sino que además en ningún momento dio señas de que el funcionamiento en sí del dispositivo sufriese ralentizaciones o problemas de este tipo.
