En la jornada de ayer, y pensando especialmente en Europa (según se deduce del horario del anuncio), se supo que Google adquiría la compañía norteamericana Motorola como parte de un movimiento que buscaba una triple acción: hacerse con una empresa que sirva para integrar software y hardware nativo en el futuro de los dispositivos Android, hacerse con un buen montante de patentes registradas por la empresa absorbida y, de este modo, posicionarse con solidez frente a Apple y Microsoft dentro del mercado de los terminales.
No obstante, la jugada lanzaba un interrogante que el propio Larry Page, fundador de Google, se encargó de aclarar: en qué medida afectaba este movimiento a la relación con los socios fabricantes de terminales que hasta ahora se cuentan en casi una cuarentena y que justifican el fulgurante ascenso de popularidad de la plataforma.
Pensando en ellos, se llamó a la calma. La adquisición de Motorola no supone un cambio de rumbo en la relación de Google con los fabricantes que hasta ahora dedican sus esfuerzos al desarrollo de dispositivos que funcionan con Android. Cuatro de las 39 empresas que hacen móviles y tabletas eran las destinatarias preferenciales del mensaje: Samsung, LG, HTC y Sony Ericsson, responsables de los Android con más tirón del mercado.
En este sentido, la postura de las socias de Google en el desarrollo de terminales dedicados al simpático robot verde ha sido positivo, viendo con buenos ojos la adquisición, por cuanto está enfocada a fortalecer la presencia de la plataforma en el mercado frente a los competidores (Apple con su línea de productos iOS y Microsoft con la inminente etapa que se abrirá como fruto de su alianza estratégica con la finlandesa Nokia). Así queda patente en una información recogida por el diario El País.