Las reaciones por la compra que Google ha hecho de Motorola esta semana llegan desde todos los frentes de la encarnizada batalla por el sector de los smartphones. Desde las trincheras finlandesas no se han hecho esperar unas declaraciones que, en boca del consejero delegado de Nokia, Stephen Elop, vienen a meterle el miedo en el cuerpo a los actuales socios de Google en la fabricación de terminales.
Según afirmó Elop durante un acto en la Helsinki, las compañías dedicadas a trabajar con el sistema Android (empresas productoras de terminales y operadoras de servicios) deberían haber trasladado sus incertidumbres (justificadas, para el patrón de Nokia) a los responsables de la multinacional de Mountain View, como señal de desconfianza por la jugada que se comunicó a comienzos de semana.
La verdad es que la reacción de los principales compañeros de viaje de Google en la aventura Android han manifestado sus posturas en un tono totalmente contrario a lo que considera Elop. Y es que Samsung, LG, HTC y Sony Ericsson, principales fabricantes de móviles Android, han afirmado que la adquisición de Motorola por parte de Google servirá para fortalecer la presencia y posición del ecosistema del robot verde en el mercado, algo que juega a favor de los intereses de estas compañías.
Mientras tanto, en Nokia el reloj prosigue en su cuenta atrás hasta el estreno del primer móvil de la firma que funcione con el sistema operativo de Microsoft, Windows Phone. En julio se dejó ver un terminal al que el propio Stephen Elop se refirió como Nokia Sea Ray o Nokia C-Ray, y en los últimos días hemos conocido dentro del un listado de futuros lanzamientos que le seguiría un tal Nokia 800. Por desgracia, por el momento no se conocen las prestaciones que encontraremos en los decanos de la nueva generación de terminales de la firma finlandesa.
